Actividad 1: la vida en el frío extremo
Imaginen un mundo sin sol durante muchos, demasiados, meses al año. Ese es el mundo que habitan los animales de las regiones más frías de la Tierra, como la Antártida o las regiones polares. Vivir en ambientes tan extremos presenta dificultades que requieren adaptaciones especiales para hacer frente al frío, el viento, la falta de luz y la escasez de alimentos. En esta serie de actividades vamos a explorar algunas las más sorprendentes de esas adaptaciones. Comenzaremos por el caso de los osos polares.
En marzo el sol regresa al Ártico y la primavera comienza. La osa polar sale de su madriguera y detrás de ella salen sus hijos, que nunca han visto el mundo exterior. A pesar del frío, la osa debe mantenerlos activos para que aprendan a caminar por las frías colinas de hielo y nieve lo antes posible. La osa no ha comido por cinco meses y debe ir a cazar focas antes de que el hielo empiece a resquebrajarse. Pero sobrevivir en el hielo no es nada fácil: alrededor de la mitad de las crías de oso polar muere en el primer año de vida. El ejemplo de los pingüinos emperadores es uno de los más fascinantes de la naturaleza.
Los pingüinos emperadores machos cuidan del huevo que puso la hembra durante 5 meses de oscuridad y frío. Ayudándose con los pliegues de su piel abdominal y sosteniéndolos sobre sus patas, los padres protegen el huevo de las inclemencias del tiempo mientras las madres emprenden un largo y peligroso viaje para buscar alimento para cuando nazcan las crías. ¿Cuáles son las condiciones de vida en los lugares más fríos de la Tierra? ¿Qué desafíos representan para los seres vivos? ¿Por qué?
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